Vamos a dejar lo "mio" para enseñaros un post de un blog que sigo hace tiempo, me encanta el trabajo que hacen y prueba de ello fue uno de los detallitos que regalé en mi boda, que un dia de estos os enseñaré.
Pero es que tiene tanta razón, a mi creo que me pasa lo mismo cada vez que me dispongo a salir, :) asi que todas a pintarse el morro y cuanto mas intenso mejor, entramos en la treintena es inevitable, pero todo es cuestion de actitud.
"ES CUESTION DE ACTITUD Y DE PINTARSE EL MORRO"
Este finde un muy amigo mío al que quiero con locura y además acaba de ser papá, cumplía 30 años. Todos los del grupo somos del 82 y estamos igual, dejando atrás los veintitantos y llegando la fase treintaypico.
El caso es que habíamos quedado para tomar unas copichuelas y reunirnos todos juntos y me fui de inspección al armario a ver qué podía ponerme. Si os digo que hace meses que no voy de compras por falta de tiempo os aseguro que no estoy mintiendo. Además también he de confesar que cuando entro en una papelería el pulso se me acelera, cosa que no me ocurre cuando entro en una tienda de ropa.
Fui a probarme mis vestidos top 3 de fiesta que no me ponía desde hace 5 kg. El verde me marcaba barriga, yo nunca he tenido barriga cielo santo y de repente está ahí, una barriguilla flácida que me niego a reconocer que existe pensando que estoy eternamente hinchada y que tengo que probar los yogures de anuncia la Carmen Machi para desinflarme… El segundo uno amarillo de lentejuelas con el estaba cañón, me aprieta y ahora parezco un teletubi amarillo, el tercero, mi comodín de siempre queda descartado después de que le pidiera a Javi que me me subiera la cremallera y la cremallera no subía. Me decía “Cariño esta cremallera está rota, no sube”. Obviemente la cremallera no estaba rota.
Con mi tragedia de vestimenta y mis tres vestidos en la mano tenía dos opciones, hundirme, ponerme el pijama y decidir en el sofá que el lunes me iba a poner a régimen mientras me comía un bol de palomitas debido a la depresión postvestidos, o bien afrontar con positivismo, que los kilos, también pueden ser kilos de felicidad y que sí, que el lunes me pongo a régimen pero ponme un ron cola que estamos a viernes.
El caso es que me apañé un vestido negro nada apretadico, me puse unos taconarros, cosa que no hacía desde que las Spice Girls estaban de moda y ojo al dato, me pinté el morro de rojo pasión. Oye tú, cuando me miré en el espejo, sonriente, con cuatro centímetros más, esos morros rojos y esos kilos felices me dije: “Ole tú y tu arte”, y me sentí la mujer más guapa del planeta.
Entre la mujer más guapa del planeta y la que se hubiera quedado en casa pegándose un atracón de palomitas sólo distaba una cosa: la actitud.
Conclusión: No somos perfectos, engordamos, nos salen granos de adolescentes aunque tengamos caderas de treintantos, la papada y la celulitis son una realidad, los activia no nos van a hacer desparecer la hinchazón de barriga…. Pero reina, siénte guapa, píntate el morro, ponte unos tacones, hazte un peinado especial, mira a los ojos, ponte un perfume intenso, sonríe de verdad, cuando veas a los tuyos abrázales con intensidad, siéntete la reina del bambo y los demás sólo percibirán de tí felicidad, ni en los kilos se van a fijar.
Ser una pibona es cuestión de sentirse una pibona.
Eso sí, hoy es lunes y esta vez sí que sí, vamos a darle a la ensalada y al pollo a la plancha.
Fuete: http://muymolon.com/2012/09/24/es-cuestion-de-actitud-y-de-pintarse-el-morro/
creo que necesito un pintamorros! ;)
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